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martes, 16 de mayo de 2017

💖 El vuelo de la libélula 💖 Ganadora del premio AmbarAwards

           
                 El vuelo de la libélula                   
                            

1.-Predulio


Londres 1970
Desde niña he sentido una especial fascinación por las libélulas. Algo dentro de mi parece incitarme a involucrarme cada vez más con ellas.
Su iridiscencia, su habilidad al volar, su significado, sus leyendas, su dominio sobre otros insecto. Siempre tan fuertes y especiales.
Mi curiosidad hacia ellas es tal que cualquiera que entrará a mi habitación me creería loca. Parece un pequeño santuario, lleno de todo tipo de colecciones que tenga que ver con ellas. 
Cuadros, dibujos, figuras diminutas, posters, en fin, decenas de curiosidades en forma de libélula. 
Incluso en mi cuerpo luce algo muy peculiar; un discreto lunar con forma de libélula justo en mi cuello, por debajo de la oreja. 
Cada vez que me miro en el espejo, lo contemplo curiosa.
¿Qué relación hay entre mi obsesión y la peculiar forma que tiene ese lunar?
Lo único que sé es que me hace sentir más yo, auténtica, especial, pero sobre todo me infunde seguridad.
Aun tengo presente aquel día cuando  aún era una niña, mientras jugaba en el jardín, no, más bien mientras perseguía eufórica una bella libélula color azúl, con mi largo cabello sujeto en una coleta alta y una linda tiara adornándo mi cabeza. 
Llevaba puesto un coqueto vestido de tul. Mi padre siempre me arreglaba como a una princesa, así solía llamarme él.
Es tan nítido aquel momento, en el cual eramos solo mi padre y yo... sin duda la época más linda de mi vida. Hasta el momento.
Fue entonces cuando inesperadamente un niño muy guapo, rubio al igual que yo, con vestimenta de marinero y  un poco mayor, se acercó a mí llenó de curiosidad hacia el pequeño pero muy especial detalle que se dibuja en mi cuello.
—¿Qué es eso?  —preguntó tocando con su pequeño dedo mi cuello, provocando un cosquilleo extraño en mi.
—Mi padre dice que es un lunar y que tenerlo me hace una niña especial — respondí sorprendida y ,obvio sonrojada.
—Es muy lindo —sus verdes ojos chispearon al responder lo cual me impactó de gran manera—. ¿Cómo te llamas?  —quiso saber.
—Soy Kalie.
La inocencia y seguridad con la que habló me marcó desde ese preciso instante, volviéndonos inseparables. Juntos hicimos tantas locuras que ya hasta perdí la cuenta.
La presencia en mi vida de ese niño con el cual crecí, lo hizo todo más bello y sencillo.
¿Alguna vez conocieron a una persona con la cual que sintieron compenetrados, conectados a tal grado que llegaron a sentirse uno mismo?
Pues así fue mi amistad con Sebastián, ese era su nombre, tan única y auténtica que no necesitábamos decir palabras para comunicarnos. 
Solo bastaba mirarnos para entender lo que cada uno deseaba y quería.
Así de especial fue para ambos. Lo compartíamos todo, pasábamos juntos mucho tiempo, éramos inseparables.
El único secreto que guarde pues nunca me atreví a contárselo cuando nos convertimos en adolescentes, fue que me enamore de él. No quería estropear lo que teníamos... fui cobarde, lo sé.
Lo amé en silencio, alimentándome con la forma en que me miraba, de su trato gentil , del sonido de su voz y, del delicado roce de sus manos cada que me tocaba.
Me pregunto si al igual que yo, se han sentido extraños, ajenos, cómo si no pertenecieran a cierto lugar.
Así me he sentido yo todo el tiempo; tal vez por eso me aíslo. 
Me gusta pasar tiempo en mi habitación, y no tengo interés de relacionarme con otras personas.
Rara vez asisto a fiestas o reuniones sociales, la verdad no es lo mío.
Hay días en los que asistir a clases resulta un fastidio, sé que hablan a mis espaldas y que me consideran la chica rara, aunque creánme que no me molesta por que realmente lo soy.

Si no fuera por que Úrsula, ( mi madrastra) me obliga, yo no pondría un pie en ese inútil lugar. No le encuentro ningún sentido, creo ciegamente que viajar, escuchar música o leer un buen libro puede enseñarme mucho más.
Yo prefiero pasar el tiempo en mis sitios favoritos : mi habitación y el enorme jardín que rodea mi casa, son los únicos lugares donde me siento libre y en paz, sobre todo cuando estoy en contacto con la naturaleza. Me revitaliza, me enamora.
Por suerte Úrsula y Diego, respetan mi espacio aun cuando no tenemos una buena relación. 
De hecho lo que realmente desean es no tener que lidiar conmigo, así que me evitan, cosa que agradezco. Son tan fríos y poco amables conmigo que he llegado a pensar que me odian.
Desde que papá murió, tuve que quedarme al cuidado Úrsula. 
Es tan superficial y egocéntrica que me provoca nauseas. Tiene todo lo que no soporto en una persona.
Respecto a Diego, mi medio hermano, unos años menor que yo, prefiero no comentar mucho. Solo les diré que es caprichoso y mal educado. No puedo estar con él mas de cinco minutos sin que terminemos de pleito. Mi tolerancia para él es casi nula.
Él único que me entendía, mi único amigo, mi persona favorita en este mundo era él. Mi ángel, mi compañía... mí Sebastián.
Extrañamente mi cercanía y obsesión hacia las libélulas se incrementó desde aquel momento en que él me abandonó por causa de esa terrible y rara enfermedad que me lo arrebató todo. Lo más valioso que tenía, lo único que me quedaba, se lo llevó.
Ya han pasado tres años desde que partió, desde entonces siempre me acompaña una de ellas, pero no la misma, estoy segura. 
Llámenme loca pero me susurran cosas, solo que aún no logro entender lo que me dicen. 
Es como si intentaran comunicarse conmigo.
Hay algo en ellas que me atrae a tal grado que me asusta, me hace sentir  fuera de lugar, como si no perteneciera a este mundo.
A veces, cuando estoy en el jardín, varias vuelan a mi alrededor. Entonces pienso que me anuncian algo, incluso las libélulas se detienen frente a mi y me observan, puedo jurarlo.
No sé de donde salen, ni a donde van cuando desaparecen; solo las contemplo embelesada, hipnotizada por su belleza. Intrigada por su interés hacia mi.
¿Será que están aquí para acompañarme? ¿Las ha enviado Sebastián, para que no me sienta tan sola? 
Eso quiero creer pues nadie salvo mi padre y él, sabían sobre mi fijación y afición por las libélulas.
Lo cierto es que pareciera que su presencia en mi jardín no es casualidad, lo persivo, hay algo más y voy a descubrir que es...
— ¡Kalie,date prisa, tengo una cita en el club y no quiero llegar tarde por culpa tuya, niña!
—¡Ya voy!  —respondo molesta. ¿Por qué tiene que hablarme en ese tono todo el tiempo?
—¡No me grites, mocosa malcriada ! —dice señalándome con su huesudo dedo. Es tan pálida y flaca que estoy segura que si viniera un ventarrón se la llevaría—. No cabe duda que te hicieron falta unas buenas nalgadas,  deberías estar agradecida, si no fuera por mí vivirías en algún orfanato.
—  Lo sé Úrsula, como olvidarlo sino dejas de recordármelo cada diez minutos.
《Tal vez habría sido mejor》,me digo  en silencio.
— ¡Tienes cinco minutos o te irás a pie! —grita de nuevo mientras cierra con fuerza la puerta de mi habitación provocando que uno de mis cuadros cayera, poniéndome furiosa en verdad.
No tengo idea de cómo voy a sobrevivir tres años más a lado de ella y de mi insoportable hermanito. 
Voy a cumplir los dieciséis y esperar para salir de este horrible lugar me hace sentir frustrada.
Todas las noches antes de dormir,  me pregunto:  ¿Cómo fue que mi padre, un hombre bueno y justo, se enamoró de esta mujer tan hueca y vacía?
Al recordarlo siento unas enormes ganas de llorar, lo extraño. Él era un hombre extraordinario, un padre amoroso y atento.
¿Por qué tuvo que morir al igual que mamá? 
Como de costumbre, el día en la escuela resulta poco productivo y mientras el profesor nos da clase, yo imagino un sin fin de posibles lugares donde preferiría estar en esos momentos. Por ejemplo en el jardín, buscando la guarida secreta de las libélulas que me rondan, o en mi habitación pintando algún cuadro o investigando, empapándome de información sobre ellas.
—¿Otra vez perdida en tus pensamientos?  —la voz de Sarah me hace reaccionar , hace un par de meses que llegó a la ciudad. Muy rápido se convirtió en una chica popular en la escuela.
A pesar de eso y de ser muy bonita, vestida siempre impecable, ella es amable y muy alegre. Por raro que parezca me agrada en verdad y de cierto modo el verla me reconforta.
—Hola —respondo sonriéndole.
— Kalie, ¿por qué no intentas relacionarte? ¿Por qué insistes en aislarte del resto?
— No lo sé, simplemente no me nace, ellos no me agradan —digo señalándolos con mi dedo—. Son tan... comunes.
Sarah me mira divertida por la respuesta, sé que de algún modo me entiende. Es como si la conociera de tiempo atrás.
—Por eso te llaman: "La rara"
— Creo que si —ambas reímos ante el comentario.
No me incomoda que me llamen así, por el contrario, creo que me ayuda para marcar límites entre ellos y yo. No tienen que entenderme pero si deben respetarme. 
No soy una chica conflictiva pero si me buscan, me encuentran. 
No me dejo intimidar por nada ni por nadie, respeto y exijo respeto pero si no lo recibo, que se atengan a las consecuencias. 
Me considero tranquila más no tonta ni dejada, y la mayoría lo sabe.
— Anda acompáñame a almorzar, no me gusta comer sola.
— Por favor Sarah, tú nunca estás sola.
No sé como es que nos llevamos bien. Por lo general está rodeada de chicos que la pretenden o de chicas que la siguen como perritos falderos tratando de imitarla.
— Las apariencias engañan  —responde entristecida—. Todos esos chicos solo buscan acostarse conmigo, realmente no les interesa algo mas de mi y, esas chicas que se dicen mis "amigas", solo hablan de modas y frivolidades baratas. Este es un mundo bastante extraño.
— Ahora entiendo porque me agradas —ella sonríe y me mira sorprendida.
— Entonces, ¿te agrado?  —pregunta simulando felicidad.
— Al menos un poco...sí —miento pues extrañamente me cae muy bien.
— ¡Eso es perfecto!  —grita demasiado eufórica por lo que ambas nos quedamos mirando y nuevamente somos presas de un ataque de risa.
Si hay algo que tenemos en común es la honestidad, no nos gusta fingir, somos directas y no nos andamos con rodeos tontos. Sarah es lo poco rescatable de éste lugar.
No con mucho ánimo accedí acompañarla. Me preguntó que quería comer ofreciéndome todo el menú.
Solo acepté una malteada mientras ella se devoró una enorme hamburguesa con papas y un helado de chocolate.
¿Donde meterá toda esa comida en un cuerpo tan pequeño y delgado?
En cuanto el timbre que anuncia el final de las clases sonó, tome mi mochila y salí corriendo sin siquiera despedirme de Sarah. Lo cual me provocó cierto cargo de conciencia, pero tenía prisa, así que me dirigí directo a la parada del autobús.
Quiero aprovechar que estaré sola casi todo el día, Úrsula y Diego, asistirán a una comida de beneficencia como suelen acostumbrar, lo cual me regala varias horas de soledad y paz.
Al bajar del autobús, comienzo una caminata de dos cuadras. Cuando llegué a casa, y mientras abro la reja, soy sorprendida por un numeroso grupo de libélulas, de varios tamaños y colores.
Todas vuelan lentamente hacia mi. Tal vez otra persona saldría huyendo pensando que la atacarían,  yo no. Por el contrario camino directo a su encuentro. Me siento emocionada, demasiado en realidad por lo que observo todo con atención.
— Te estamos esperando  —susurra una muy cerca de mi oído. Tiemblo ante la sorpresa, ¡puedo escucharla!
— ¿A mí? —respondo confundida— ¿Esperándome, para qué?
— Para llevarte a lugar que perteneces —dice otra, una hermosa libélula color verde muy claro, es tan perfecta.
Lo que me ha dicho no logro comprenderlo por completo, sin embargo acepto sin titubear.
Todas me rodean, como si me estuvieran escoltando, y lo que mis ojos ven unos metros adelante me deja maravillada.
Aquella fuente que todo el tiempo ha estado en mi jardín, llena de agua cristalina, comienza a partirse en dos. Y sin derramar gota de agua,  justo en medio de ésta comienza a formarse un bello arcoíris.
Al acercarme más, puedo ver a través de él un bello paisaje con grandes y frondosos árboles y hermosas flores por doquier, además de un gran lago de un tono azul tan intenso que hipnotiza, custodiado por grandes rocas.
Pequeñas y mágicas criaturas viven ahí. Muchas vuelan, otras nadan y otras tantas más caminan y corren por el gran valle. Todo luce tan espectacular que por un momento creo que se trata de un sueño.
— No debes temer, Kalie  —dice una pequeña libélula color azul—, ese lugar que ves ahí, es tu verdadero hogar.
— ¿Mi hogar?  —digo casi en un susurro, todo parece tan irreal— ¿Esto es real?
— Todo lo que tus ojos están viendo, es real. Tu reino te espera, Kalie. Tu pueblo te necesita. Ha llegado el momento de tomar posesión de lo que te pertenece.
Yo escucho y observo todo llena de asombro.
—¿Mi reino? De que me están hablando. ¿Qué se supone que debo hacer?
— Solo debes buscar en tu interior. Las respuestas a todas esas preguntas están ahí y resurgirán muy pronto.
En ningún momento he sentido algún tipo de miedo, por el contrario, puedo sentir como cada fibra de mi ser se eriza de emoción. Todo esto es tan hermoso que me cuesta creerlo. 
《¿Mi reino, ese magnifico lugar?》
Con decisión camino hacia el arcoíris, deslizándome en el, adentrándome a ese mágico sitio, seguida detrás por todas esas fascinantes libélulas... 


NOTA: si quieres leer el siguiente capitulo, búscalo en mi perfil Wattpad 
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https://youtu.be/Zs-QG9YomXo

💖 Bandera Blanca 💖

                                
                                  Bandera Blanca



Novela completa disponible en Wattpad

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1.Vacío


《 Pasajeros con destino a Toronto Canadá , favor de abordar su vuelo》, dijo una mujer por el altavoz anunciando la salida del avión que llevaría a Axel a su nuevo destino. 

Sentado junto a un gran ventanal, Axel cae presa de los recuerdos. Todo a su alrededor lo hace sentir vacío, seco y podrido por dentro.
《 ¿Seré capaz de lograrlo sin ella?》, se cuestionó. 

Por unos minutos se quedó ahí sentado, dudando y reflexionando si estaba haciendo lo correcto. 
Dejar atrás su vida, su familia y su país resultaba  difícil. Sobre todo le dolía tener que dejarla a ella. 
Renata, su pequeña y frágil.

Los recuerdos vienen a él como ráfagas de viento.

-¿Hola? -respondió.
Su teléfono le  está avisando que está entrando otra llamada. Tuvo que despedirse de Renata. Al día siguiente podría verla. 

-¡Axel!, por fin puedo localizarte. 

Una voz masculina que no alcanzó a reconocer, le hablaba con gran confianza.
-¿Quién habla? -quiso saber molesto.
- Zack –respondió la voz- ¿No me digas que no recuerdas a los viejos amigos? 

Por supuesto que lo recordaba, Zack era un de los pocos amigos que hizo en Canadá. Pero había pasado tiempo desde la última vez que se vieron que no pudo reconocerlo de inmediato.
- ¡Zack, que sorpresa!, ¿cómo estás? 

-Bien, terminé a la Universidad. He conseguido un excelente empleo.¿Qué te parece? 

-Genial, me da mucho gusto, hermano. 

-Lo sé, bien dicen, "más vale tarde que nunca" –comentó su amigo-.  ¿Y tú, cómo estás? 

-Si te lo digo no lo creerás. Muy enamorado –confesó. 

-¿Tú, enamorado? –preguntó Zack, extrañado-. No lo creo. 

Axel le contó a detalle que había conocido a una  hermosa mujer. Una que de inmediato logró conquistar su  alma.
Zack no podía creer lo que su amigo decía, cada palabra dicha lo sorprendía más. Axel nunca había dado señales de ser un hombre fiel ni mucho menos comprometido en lo referente a relaciones amorosas. 
Él simplemente se dejaba querer. 

- Me conoces bien, por eso entiendo tu escepticismo, pero así es –dijo divertido.  ¿Por qué la urgencia por localizarme? 

Cambió de pronto el tema, ya tendría oportunidad de hablarlo personalmente.
Zack le dijo que hacía unas semanas había regresado a Toronto, y que una noche se encontró con Scott, amigo de ambos. Así que lo invitó a tomar una copa a La Taberna, aquel bar que solían frecuentar, para recordar los viejos tiempos.
Después de unas cuantas copas, Scott se notaba ansioso y afligido y le habló de algo que lo dejó preocupado y confundido. De modo que creyó que Axel debería estar enterado de lo que sucedía en Toronto.
-¿De que se trata? -quiso saber Axel. Se sintió inquieto.
-No sé ni como empezar. Es un tema delicado.
-¡Vamos, Zack!, me estas poniendo nervioso.
《 ¿A dónde quiere llegar? 》, pensó Axel. 

Después de unos segundo de absoluto silencio, donde incluso sus respiraciones parecían estar en pausa,  habló Zack.
-Kimberly, está embarazada –soltó sin más. 

Kimberly, una rubia muy bella y simpática, amiga de ambos y hermana se Scott. Se conocieron en la universidad. Por unos meses Axel y ella, mantuvieron en secreto un romance. 

La noticia sorprendió a Axel, no creyó que su amiga se olvidara de tomar precauciones. Pero, ¿qué tenía que ver él, en todo aquello?
La respuesta llegó pronto, fue el propio Zack quien se encargó de revelárselo.
-Scott asegura que el bebé que espera su hermana, es tuyo.
-¿Qué? -respondió de inmediato. 

La noticia le cayó como un balde de agua helada. 
《Yo, el padre》, se cuestionó aún en shock. 

Pensó que se trataba solo de una broma, una de muy mal gusto, por supuesto. Pero su amigo le aseguró que nunca tomaría un tema tan delicado en broma.
Aquello le pareció imposible, hacía meses había regresado a México y desde entonces, solo en una ocasión habló con Kimberly. Ella no mencionó nada al respecto. A partir de ese día, no había vuelto a saber de su amiga. La buscó un par de ocasiones, deseaba saber como se encontraba, pero Kim no contestó ni sus llamadas ni sus mensajes.
Además, lo que pasó entre ellos había terminado.
《¿Por qué aseguran que es mi hijo?》, quiso saber.
Según Zack, Kim se había enterado poco después que él dejara Toronto para regresar a su país, razón suficiente para no decirle nada. Creyó que no sería justo. Axel apenas comenzaba a recuperarse de un pasado difícil, y ella no cortaría sus alas. 

-Eso no puede ser -repitió  un Axel incrédulo, sudando a causa de lo que su amigo le contaba.
-Pero eso no es lo más grave –comentó Zack-, el embarazo de Kim es de alto riesgo. Está a punto de dar a luz y se encuentra hospitalizada. Scott teme por su vida.
Esa noticia le hizo sentir un escalofrío, de un momento a otro su vida estaba dando un giro de 180° y quería sorprenderlo convirtiéndolo en padre y poniendo en riesgo la vida de su amiga.
Por supuesto que existía la posibilidad, aunque mínima, de que aquel bebé fuera suyo. La relación que mantuvo con Kim se caracterizó por una pasión rebelde que los hacía presos de un momento a otro y ellos nunca se negaron a saciarse.
《¿Qué pasará con Renata, cómo voy a explicarle algo así?》, se lamentó en medio de un río de confusión. 

-Axel, lo mejor sería que volvieras a Toronto para aclarar  todo este lio –sugirió su amigo. 


Recuerdos de aquella noche en la que Zack se encargó de dirigir su destino, lo llenaban de nostalgia. 
Miraba a través de la ventanilla, como iba dejando atrás su vida. Lo invadió una enorme tristeza… 

Axel pensaba con amargura en lo infame de su comportamiento y en las crueles palabras que dijo hace un par de noches a Renata, la mujer de su vida, solo para desilusionarla, aún cuando era consciente de cuanto la estaba lastimando.
Aquella escena la revivía en su mente una y otra vez desde hacía días, como si de una penitencia se tratara. 

No lograba borrar de su memoria el rostro lleno de decepción y tristeza de su novia. No lo olvidaría nunca. 


-Axel, te lo pido por la historia que escribimos juntos, por  nuestros sueños.
-!Eso ya no existe, Renata! ... entiéndelo de una vez.
-¿Por qué dices eso?
-Porque así es. Para mi todo se acabó.
-Axel, no estas pensando con claridad . Estás borracho y por eso dices esas tonterías.
-Sí, estoy borracho pero sé lo que estoy diciendo.
-¿Entonces ya no sientes nada por mi?, ¿ya no me amas?
-No. Ya no te amo.
- !Me estas mintiendo, lo sé!
- ¡Te estoy diciendo la verdad, tú a mi ya no me importas y no quiero volver a verte en mi vida! 


Su corazón se estrujo al pensar en ella y recordar su hermoso y pálido rostro empapado por las lagrimas, al escucharlo decir tantas malditas mentiras. 

¿Y todo para qué?
Para alejarla de su vida, esa que de la noche a la mañana se había torcido, dejándolo todo hecho un caos.
《¿Cómo podría arrastrarla con él? ¿Cómo explicarle su turbio y sucio pasado?》, se cuestionó. 


La voz de una mujer lo trajo de vuelta a la realidad, arrebatándolo de un solo tajo de sus recuerdos. 

-Señor, ¿desea tomar algo?
Le preguntó una linda mujer vestida con un traje azul marino. Su cabello iba recogido en una coleta y un coqueto sombrero podía verse en su cabeza. 

- ¿Perdón? -respondió confuso. 

Su atención vagaba en otro lugar y su repentina presencia le causó cierto desagrado. 

-Lamento haberlo interrumpido –le dijo-, estaba usted muy concentrado en sus pensamientos. Solo quiero saber si desea que le sirva algo de tomar. 

-No se disculpe, solo un vaso de agua mineral, por favor -pidió en tono seco. 

Entonces aquella mujer le dio la espalda y desapareció por el estrecho pasillo del avión. 

Axel cerró sus ojos, quería evadir todo lo que pasaba a su alrededor. 
<¿Habrá leído Renata, la carta que dejé con Elena? > ,se preguntó sintiendo una especie de latigazo en su interior que lo estremeció de pies a cabeza.
《¿Podrá perdonarme algún día?》
Solo esperaba que nunca olvidara lo mucho que la amó. Rogó al cielo por qué todos los momentos que vivieron juntos hubieran sido tan valiosos e importantes para ella como lo fueron para él, y que eso sirviera para mantener intacto el  amor que los unía. 

Había decidido irse por qué antes de que Renata llegara a su vida, había tomado decisiones equivocadas que sin duda marcaron su presente. 
Jamás dejaría en el desamparo a un hijo suyo. Él no actuaría de forma tan vil, no como su padre.  
Debía llegar a Toronto para hablar con Kimberly. Sin duda le debía una explicación. 
《¿Por qué carajos no me dijo nada? ¿Por qué permitió que me enterará por otra persona?》, se lamentó.
Su futuro le resultaba tan confuso que lo único que sabía con seguridad era que si ese bebé era suyo, lo reconocería como tal.
Y cuando esa situación estuviera resuelta, sin importar el tiempo que le tomara hacerlo, regresaría para estar a lado de la mujer que amaba. 
No le importaba si  tenía que implorar por su perdón o si tenía que reconstruir por encima de los escombros que dejó.
Volvería para luchar y conquistar de nuevo ese hermoso corazón que estaba seguro le pertenecía...

Booktrailer

https://youtu.be/r7LYI3V-xwk



*NOTA: Esta es la continuación de mi primer novela llamada "Pequeña y Frágil"


Gracias por leerme     <3





sábado, 13 de mayo de 2017

¿Donde está Ana?

                     
                               ¿Dónde está Ana?

Historia corta que te helará la sangre, traición, misterio y crimen.
Búscala en Wattpad @vane1376
link https://www.wattpad.com/myworks/105677297-%C2%BFdonde-est%C3%A1-ana-historia-corta


Capitulo 1


Cuando escuchaba algún comentario sobre lo afortunada que era, deseaba reír a carcajadas.
¿Afortunada?, nunca logré comprender ese termino.
Si lo pensaban porque mi casa era enorme, y tenía lo mejor en arte, y acabados. Quizá porque la cochera estaba llena de autos de papá y un grupo de ocho personas cuyo único trabajo era atendernos, trabajaban ahí...
Si supieran el precio que tuve que pagar...
Si las personas hubieran estado al tanto de las ausencias de mi padre por sus viajes de negocios, no opinarían igual.
¿Qué opinarían de las constantes reuniones de mamá, presidenta en el comité de paz, sus visitas al spa, al club y sus diversas comidas entre “amigas”?
Vivía en una jaula de oro y nunca tuve que preocuparme por dinero.  Creo que fue una lastima nunca haber tomado más de lo necesario. A lo mejor así me hubieran prestado más atención.
Quizá no, ya que más da.
Tal vez si mi personalidad hubiera resultado más extrovertida, pero no, era más bien tímida y poco sociable. Tal vez porque pasé toda mi vida a cargo de nanas.
Lo único por lo que mi madre se preocupó,  fue renovar cada año sin falta, las membresías para asistir diariamente entre cuatro y seis horas a clases de natación, piano y tenis. Cualquier tipo de actividad que me mantuviera ocupada.
Decía que una mente ociosa era peligrosa.
De niña, me esforzaba en las competencias para hacer sentir a mis padres orgullosos, pero rara  vez acudieron a acompañarme.
Estaban muy ocupados. Nada resultó.
Al final me acostumbré.
Pero no siempre mi madre fue así. No sé que fue lo que sucedió que de un momento a otro se volvió fría y superficial. Parecía otra persona.
A veces, por las noches, buscaba en mis recuerdos un ¿por qué? Pero la respuesta siempre fue la misma: lo hizo por mi padre.
Quizá buscando un culpable encontraría una forma de excusar su cambio tan radical, ¿no creen?
-Hola –saludé a mamá cuando llegué a casa después de mi clase de natación.
Ella estaba sentada en el banquillo del piano, dibujando con uno de sus dedos algo imaginario sobre la fina madera de cedro.
Me resultó extraña la presencia de mi madre, no era común que a esa hora se  encontrara en casa. No supe si alegrarme o preocuparme.
-Hola, ¿cómo te fue? –preguntó en voz baja.
Aquella pregunta fue extraña, incluso más que su presencia. No logré recordar un momento anterior en que se hubiera interesado en saber como estaba.
-Bien –contesté cautelosa, con la mirada baja.
Mamá no siempre estaba de buen humor.
-Me alegró –dijo.
Levanté la mirada y noté un detalle importante que antes había pasado inadvertido.
Los ojos de mi madre estaban rojos e hinchados. Había llorado.
《Seguro otra vez discutió con papá》, pensé.
-¿Pasa algo?
-Sí, ven a sentarte a mi lado.
Su voz estaba apagada, entonces caí en cuenta de que algo más que una simple discusión había pasado.
Ella se movió para hacerme un lugar a su lado, y cuando me acerqué para sentarme tomó mi cabello entre sus manos y comenzó a peinarlo con sus dedos. La sensación que sentí fue maravillosa.
Mis ojos se  humedecieron.
-Tu padre, me ha pedido el divorcio.
No supe que contestar, siempre tuve claro que si alguien se había esforzado en mantener esa relación, había sido mi madre.  Ella lo amaba.
Entonces la abracé, ella lloró en mi hombro, y yo solo acariciaba su espalda. 
¿Qué más podía hacer?
-Estaremos bien. Yo lo arreglaré –dijo al incorporarse.
Se acomodó su blusa, se limpió las lagrimas, tomó su bolso y salió con la cabeza erguida.
Ojalá hubiéramos sabido que esa sería la ultima vez que nos veríamos...
Estuve sentada junto al piano contemplando la la lluvia como en un trance. Los días lluviosos eran mis favoritos, me sentía bien cuando el agua  escurría por las ventanas.
- Ana, ¿te preparo algo de cenar? –preguntó Sarita, mi nana.
Tardé unos segundos en responder.
-No, gracias –dije bajito-, voy a dormir.
Me puse de pie y caminé hacia mi habitación. Me di un baño caliente y me metí a las cobijas...
Mi nombre, Ana Lemus, cabello largo y castaño, cuerpo atlético. A unas semanas de cumplir catorce años de existencia…

*NOTA: Puedes continuar leyendo esta historia en Wattpad
Link https://www.wattpad.com/myworks/105677297-donde-est-ana-historia-corta

Gracias por leerme ;)